Thou I Fall, I Will Rise; The Lord is my Light (Micah 7:8)

Greetings, namaste, saludos, salaam, shalom, àṣẹ, hvala, irie, slàinte mhath (slainj-a-va), and bless-up, my dear brothers and sisters of God’s inspirational grace. I pray each of you will defeat Covid-19, its ongoing razor variants, global warming, and any other devious ailments circulating around and across the globe in these perilous times, and live a most gracious life with your family members and loved ones. Amidst all these catastrophic occurrences there are dynamic events to give thanks for and be grateful for their unveilings and manifestations.

There are times in life when darkness will try to overtake you. It will come in many forms. Envious people will try to set traps to trick you. They will throw banana peels or slippery oil in your path for you to fall. They will hurt themselves to stop your success. But fear not, they will only cut their nose off to spite their face trying to hurt you.

Don’t let them stop you or drag you into their traps. It takes two to tango. Keep moving forward, singing, praying, smiling, and call on God for help. Rest assured, they are calling on the devious devil for help. So don’t be alone—Call on God for your help—He is your “LIGHT and SALVATION” (Psalm 27:1)!

God will give you a new beginning to continue the journey to success! That’s why the devious devil is—Mad, and is trying to stop you from achieving—SUCCESS, because God kicked him out of heaven a long time ago (Revelation 12: 7-9). Take every step in the right direction, thoughts focused, mind engaged, eyes on the horizon, moving forward mission—not backward, stagnated, or defeated, by the devious, and demented devil.

Remember the Prophet Micah said, “Thou I fall, I will rise; the LORD is my light” (Micah 7:8). When you rise, your victory shall be assured! Remember Job fell and lost all he had—his 10 children, properties, wealth, servants, livestock, etc. He shaved his head, wore sackcloth, sat in aches and lamented to God for saving grace. Three of his so-called friends said to him, “You must have done something wrong” (Job 4:28). Even his wife yelled, “Curse God and die” (Job 2: 9). His response, “Thou he slay me, yet shall I praise His name.” God made him whole, and doubled what he lost with His blessings (Job 42:10).

Johan the prophet fell from grace to preach repentance in Nineveh. He fled on a ship to escape God, and the sailors threw him overboard during a storm. A big fish swallowed him. God saved him, and he completed God’s command (Johan 2-3).

On the other hand, it could be internal such as an aching back, appendicitis, or pneumonia. I have been down by all three, and here I stand! There are others; however, in these three situations, these three brethren got up from their fall, back on their feet, followed God’s command, and were victorious. As the prophet Michah stated, “Thou I fall, I will Rise; the LORD is my light!” When you fall, don’t stay down, don’t weep, don’t mourn. Get up. Stand up, and continue the journey. You’re destined to win. You’re destined to overcome it!

Remember Joseph was sold into slavery by his brothers (Genesis 37: 12-36). Then Potiphar’s wife tried to get him to fornicate with her, he refused, and she persecuted him (Genesis 39); however, he rose to be governor and saved them all (Genesis 41). Notice all three names begin with “J”—Job, Jonah, and Joseph—Signification of Jehovah. “I and that I am who sent you.”

You’re destined to be a victor not a victim. A winner—not a loser! A Champion—not a bystander. Take the high road—not the low! See you on the path to the mountain top, where we shall sing, “Alleluia… Hallelujah…!” (Psalm and Revelation).

God’s richest grace and blessings to each of you, your loved ones, endeavors, and family members always my dear brothers and sisters of God’s inspirational grace! Namaskar, saludos, shalom, hvala, irie, salaam, Om Shaanti Om, and Amen!

Sincerely yours,

USA Goodwill Ambassador (appointed by USA 42nd President William Jefferson Clinton), Professor Dr. Joseph S. Spence Sr. (Epulaeryu Master)!

*** Escrito en español ***

«Aunque caiga, me levantaré; el Señor es mi luz» (Miqueas 7:8).

Saludos, namaste, saludos, salaam, shalom, àṣẹ, hvala, irie, slàinte mhath (slainj-a-va) y bendiciones, mis queridos hermanos y hermanas de la inspiradora gracia de Dios. Rezo para que cada uno de ustedes venza al Covid-19, sus variantes cada vez más peligrosas, el calentamiento global y cualquier otra enfermedad perversa que circule por todo el mundo en estos tiempos peligrosos, y que vivan una vida llena de gracia con sus familiares y seres queridos. En medio de todos estos acontecimientos catastróficos, hay sucesos dinámicos por los que dar gracias y estar agradecidos por su revelación y manifestación.

Hay momentos en la vida en los que la oscuridad intentará apoderarse de ti. Vendrá de muchas formas. Las personas envidiosas intentarán tenderte trampas para engañarte. Te tirarán cáscaras de plátano o aceite resbaladizo en el camino para que te caigas. Se harán daño a sí mismos para impedir tu éxito. Pero no temas, solo se cortarán la nariz para fastidiarte, intentando hacerte daño.

No dejes que te detengan ni te arrastren a sus trampas. Se necesitan dos para bailar el tango. Sigue adelante, cantando, rezando, sonriendo y pidiendo ayuda a Dios. Ten por seguro que ellos están pidiendo ayuda al diablo tortuoso. Así que no estés solo: pide ayuda a Dios, Él es tu «LUZ y SALVACIÓN» (Salmo 27:1).

¡Dios te dará un nuevo comienzo para continuar el camino hacia el éxito! Por eso el astuto diablo está enfadado y trata de impedir que alcances el ÉXITO, porque Dios lo expulsó del cielo hace mucho tiempo (Apocalipsis 12: 7-9). Da cada paso en la dirección correcta, con los pensamientos enfocados, la mente comprometida, la mirada puesta en el horizonte, avanzando hacia tu misión, sin retroceder, estancarte o dejarte derrotar por el astuto y demente diablo.

Recuerda que el profeta Miqueas dijo: «Aunque caiga, me levantaré; el Señor es mi luz» (Miqueas 7:8). Cuando te levantes, ¡tu victoria estará asegurada! Recuerda que Job cayó y perdió todo lo que tenía: sus diez hijos, sus propiedades, su riqueza, sus sirvientes, su ganado, etc. Se afeitó la cabeza, se vistió con un saco, se sentó en medio del dolor y se lamentó ante Dios por su gracia salvadora. Tres de sus supuestos amigos le dijeron: «Debes haber hecho algo malo» (Job 4:28). Incluso su esposa le gritó: «Maldice a Dios y muere» (Job 2:9). Su respuesta fue: «Aunque él me mate, yo alabaré su nombre». Dios lo sanó y duplicó lo que había perdido con sus bendiciones (Job 42:10).

El profeta Jonás cayó en desgracia por predicar el arrepentimiento en Nínive. Huyó en un barco para escapar de Dios, y los marineros lo arrojaron por la borda durante una tormenta. Un gran pez lo tragó. Dios lo salvó y él cumplió el mandato de Dios (Jonás 2-3).

Por otro lado, podría ser algo interno, como un dolor de espalda, una apendicitis o una neumonía. Yo he sufrido las tres cosas, ¡y aquí sigo! Hay otros; sin embargo, en estas tres situaciones, estos tres hermanos se levantaron de su caída, se pusieron de pie, siguieron el mandato de Dios y salieron victoriosos. Como dijo el profeta Miqueas: «Aunque caiga, me levantaré; ¡el Señor es mi luz!». Cuando caigas, no te quedes en el suelo, no llores, no te lamentes. Levántate. Ponte de pie y continúa el viaje. Estás destinado a ganar. ¡Estás destinado a vencer!

Recuerda que José fue vendido como esclavo por sus hermanos (Génesis 37: 12-36). Luego, la esposa de Potifar intentó que él fornicara con ella, él se negó y ella lo persiguió (Génesis 39); sin embargo, él ascendió a gobernador y los salvó a todos (Génesis 41). Fíjate que los tres nombres comienzan con «J»: Job, Jonás y José, que significa Jehová. «Yo soy el que te envió».

Estás destinado a ser un vencedor, no una víctima. ¡Un ganador, no un perdedor! Un campeón, no un espectador. ¡Toma el camino alto, no el bajo! Nos vemos en el camino hacia la cima de la montaña, donde cantaremos: «¡Aleluya... Aleluya...!» (Salmo y Apocalipsis).

¡Que la gracia y las bendiciones más abundantes de Dios sean con cada uno de ustedes, sus seres queridos, sus esfuerzos y sus familiares, siempre, mis queridos hermanos y hermanas de la gracia inspiradora de Dios! ¡Namaskar, saludos, shalom, hvala, irie, salaam, Om Shaanti Om y Amén!

Atentamente,

Embajador de Buena Voluntad de EE. UU. (nombrado por el 42.º presidente de EE. UU., William Jefferson Clinton), profesor Dr. Joseph S. Spence Sr. (maestro Epulaeryu).